La elección para gobernador en el Estado de México está cambiando el escenario político en varios aspectos rumbo a 2018.
Hasta hace unos días fuimos testigos de un hecho hasta hace algunos años imposible.
El apoyo público y abierto de un sector importante y de peso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación a un proyecto vinculado a Andrés Manuel López Obrador.
Sí, a casi un año de la elección presidencial en México surge la sombra de viejos fantasmas políticos que se unen para poder llegar al poder danto tumbos y estocadas. La primera en junio en Toluca donde todo hace pensar que los enroques y ajustes a tiempo tienen un doble propósito. Prepararse para el escenario impensado e irreal y para dar un mensaje de que si se pierde Edomex -diría Don Emilio Chuayffet hace unos días- no pasa nada ni se pone en riesgo 2018.
Lo cierto es que lo impensado ronda por estas épocas en México. No solo el hecho de que pueda darse una derrota del PRI y luego otra más grande en 2018, sino que actores políticos, operadores y fieles parroquianos al tricolor, ya no ven en el Instituto político aquella máquina imparable y bien aceitada ganadora de elecciones.
En mi opinión, no es que la gente esté cansada o que requieran de más apoyos o dinero. Se trata hasta de una relación desgastada en la que uno no quiere saber del otro y viceversa.
Claro ejemplo el de los maestros con el que empiezo esta columna. ¿Quién pensaría que los fieles al SNTE estarían del lado de López Obrador?, y me refiero al SNTE de la maestra Elba Esther Gordillo que sí representaba al poder político del magisterio en todo el país.
No solo es Edomex, en Hidalgo ya son varios grupos al interior del gremio de los maestros que están hablando de no apoyar al PRI en 2018. Ni para las elecciones locales ni para las federales.
Los más radicales ya han expresado su intención de unirse a Morena, a la propia CNTE que es casi lo mismo. Saben que si pierde el PRI pierde la reforma educativa. Volverían a negociar sus pliegos petitorios y quizá una nueva reglamentación constitucional. No la aprobada en el sexenio.
La decisión de quién ganará en 2017 y 2018 va a depender mucho de grupos y sectores como el de los maestros. Son ellos los que dan mayoría a una votación y refrendan la máxima de todo el poder es por y para el pueblo, aunque sea el pueblo de los maestros.
Corre el riesgo el famoso partido Nueva Alianza en todo el país, si es que la premisa es cierta y se propaga de estado en estado.
Aunque vaya el Panal con el Verde y el PRI; incluso con Encuentro Social (una coalición de 4 contra PAN-PRD y a su vez contra Morena) la división post electoral del ejercicio mexiquense podría dejar muy desgastado al magisterio leal al Presidente. Muchos se preguntan después de cuatro años qué es lo que han obtenido además de una gran reforma con nuevas disposiciones. La respuesta estará en su primera parte en unas semanas más en el Estado de México.