ENRIQUE VILLARREAL RAMOS / EXCELSIOR
El pasado 5 de mayo, AMLO lanzó un ultimátum: que si no declinaban los candidatos de los demás partidos de izquierda (PRD, PT y MC) que compiten en Veracruz, Coahuila, Estado de México y Nayarit en favor de Morena, entonces descartaría cualquier coalición electoral con ellos para 2018.
A estas alturas del proceso electoral, queda claro que a Morena le va a ir mal en Nayarit y Coahuila, y sólo en el Estado de México y Veracruz son competitivos. No es casual que las declaraciones de AMLO fueran en Nayarit, donde la alianza PAN-PRD puede triunfar y, claro, la quiere sabotear. En Coahuila, la contienda se encuentra entre tricolores y azules, y el de Macuspana quería la declinación perredista, para darle la puntilla. Dado lo grotesco de la maniobra, los partidos convocados rechazaron el ultimátum.
En el Edomex, a raíz de los escándalos de corrupción, la campaña de Delfina Gómez va en caída libre y, en su desesperación, AMLO recurre al método de las alianzas vergonzantes, aun cuando el costo y el descrédito son enormes. Sucedió en Iguala, donde el expriista y Delfina respaldaron a José Luis Abarca, lo que finalmente condujo a la tragedia de Ayotzinapa. En Veracruz, Morena se alió al gran pillo Javier Duarte contra Miguel Ángel Yunes, y respaldó a una candidata de dudosa reputación, Eva Cadena, cuyas pillerías fueron exhibidas en otro capítulo de los videoescándalos. Ahora en Edomex, AMLO se une a uno de los personajes más emblemáticos de la “mafia del poder”, Elba Esther Gordillo, ungida cacique del SNTE, nada menos que por el supuesto “capo di tutti capi”, Carlos Salinas… aplicando la máxima de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
Elba Esther había sido la decana del caciquismo, la corrupción y la impunidad del sindicalismo magisterial y del mercenarismo político, gracias a lo cual acumuló gran poder, y lo peor es que dejó escuela, por lo que no extraña que la profe Delfina hubiera aprendido de su política rufianesca. Como parte de su venganza, para la Gordillo es de gran importancia salir de la cárcel antes de que termine la gestión de Peña Nieto: el solo hecho de que esté fuera, sería un golpe político contra aquel, ya que sería otra “prueba” de la impunidad prevaleciente… y le permitiría recuperar lo más pronto posible “su sindicato y su partido” (Nueva Alianza), y hacer negociaciones políticas en libertad y desde una posición de poder con miras a 2018.
La Gordillo está confiada de que va ganando los litigios en su contra (aunque se le pueden fincar otros cargos) e incrementa su activismo político, y aprovechará que el tabasqueño deja abierta la puerta (“aunque está en la cárcel, no estoy acostumbrado a hacer leña del árbol caído”) para su revanchismo político en el Edomex, Veracruz y otras partes. Puso a disposición de Morena a sus operadores de confianza, Rafael Ochoa y Fernando González, para que “alboroten el gallinero” en su exbastión, la sección 36 del SNTE, y le movilicen maestros en favor de Morena, de gran valía para su estructura electoral. Asimismo, Elba Estherle será de mucha utilidad para torpedear a su enemigo común, Miguel Ángel Yunes.
Esta alianza entre antiguos archienemigos, AMLO–Elba Esther Gordillo (como la que tiene El Peje con la CNTE) no pretende beneficiar a los maestros ni mucho menos a la educación. Es un mero acuerdo pragmático entre caciques de la política (al cual se ha sumado el gángster sindical, Fernando Espino), que están desesperados por la (re) conquista del poder por el poder (o la supervivencia política), cueste lo que cueste.
ENTRETELONES
Justicia para periodistas y activistas asesinados.
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