Redacción/ El Horizonte
La falta de transparencia en el manejo de las finanzas durante la gestión de Guadalupe Castillo García al frente de la Sección 50 de Maestros tiene un nombre: Mirna Saldívar Paz.
La exdirigente del SNTE, en esa misma sección logró ‘mayoritear’ a Castillo, un excolaborador, como el nuevo líder del magisterio, y además, pudo solapar las anomalías en su gestión debido a su posición en el SNTE a nivel nacional.
Lo anterior, ya que ocupó desde su salida de la dirigencia un puesto clave en el magisterio nacional, como presidenta del Comité de Vigilancia, Transparencia y Rendición de Resultados.
Es decir, que ella fue la máxima autoridad en cuanto a fiscalización y rendición de cuentas en lo que a las diferentes secciones magisteriales se refiere.
Para maestros entrevistados que optaron por el anonimato, desde ese entonces era difícil suponer que Saldívar pondría en la mira a su sucesor.
Por si fuera poco, Saldívar logró lo que pocos dirigentes han alcanzado en el SNTE: colocar a las dos piezas clave del organigrama, ya que también colocó a un incondicional, Rigoberto Lozano, secretario de Finanzas.
“En las anteriores administraciones era lugar común que los maestros eligiéramos a un secretario general de un grupo y a otro de otro, para equilibrar fuerzas y que de esa forma se pudieran vigilar uno a otro”, refirió una maestra de secundaria del sur de Monterrey.
“La lógica es que si al menos uno de los dos no es corrupto, las cuentas más o menos saldrían bien”, mencionó un inspector del norte de la metrópoli.
Tal fue el caso, dijo, de la gestión de la propia Saldívar, en la que a pesar de desavenencias entre los distintos grupos, se entregaron resultados positivos, tales como un pasivo de cero pesos.
Esto se logró gracias a que Mirna Saldívar y su secretario de Finanzas de ese entonces, Ismael Navarrete, pertenecían a grupos diversos.
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